La epidemia mundial de enfermedades vinculadas al uso del tabaco continúa en crecimiento. Alrededor de un tercio de la población mundial adulta fumaba a principios de los años noventa. Esta epidemia, creada por el hombre, costará la vida a más de 500 millones de esos fumadores en los próximos años.

El tabaquismo es una enfermedad y el fumador es un enfermo. Puede definirse como un síndrome de daño multiorgánico, lentamente progresivo, asociado a la adicción a la nicotina. Esta enfermedad cursa con una adicción severa que a su vez condiciona una dependencia psicológica y física.

Sus características son las de una adicción a la nicotina y eventualmente se pueden desarrollar síntomas de abstinencia al abandonar el consumo.

El problema es complejo. La enfermedad no es reconocida por la mayoría de la población y, a menos que el fumador ya haya desarrollado alguna de las múltiples posibilidades de daño orgánico, a los fumadores no se les reconoce como enfermos.

El tabaquismo constituye, en cierta forma, una enfermedad social.

En la República Argentina la prevalencia del tabaquismo es muy alta, según cifras publicadas por organismos internacionales, fuman el 47 % de los hombres adultos y el 34 % de las mujeres.
Los filtros de los cigarrillos están hechos de acetato y NO son biodegradables, es decir, permanecen durante décadas en el ambiente antes de degradarse. Los cigarrillos causan contaminación también debido a su envoltura de celofán, rellenos de la hoja y empaquetado, que son tóxicos para la salud y el medio ambiente.

El humo del cigarrillo contiene entre otras sustancias:

Nicotina: es un líquido incoloro que se encuentra en la planta del tabaco y que se torna marrón cuando se quema, adquiriendo el olor a tabaco cuando se expone al aire. Es altamente adictiva.

Monóxido de carbono: es un gas tóxico incoloro e inodoro. No irrita –no hace toser– pero es muy venenoso.

Acetona: se usa en la fabricación de plásticos, fibras, medicamentos y otros productos químicos, también se usa para disolver otras sustancias químicas.

DDT: es un insecticida liposoluble, que no se elimina en la orina y se acumula en los tejidos grasos.

Metanol: es el alcohol más sencillo, se emplea como anticongelante, disolvente y combustible.

Benzopireno: es un hidrocarburo y, tras largos períodos de consumo, puede desencadenar desórdenes celulares produciendo cáncer.

Arsénico: los compuestos orgánicos de arsénico se usan como pesticidas. El arsénico no puede ser destruido en el medio ambiente. Se suele utilizar como veneno para ratas.

Polonio 210: deriva de los fertilizantes fosfatados que se utilizan en las plantaciones de tabaco; persiste en el proceso de secado e industrialización y al fumar queda atrapado en la mucosa bronquial. Un fumador de paquete y medio de cigarrillos por día recibe en los bronquios 400 (rads) de radiaciones alfa por año, lo que equivale a 300 radiografías de tórax, es decir, casi una por día.

Cadmio: es una sustancia natural en la corteza terrestre. El cadmio y sus compuestos son carcinogénicos.

Anilina: puede ser tóxica si se ingiere, inhala o por contacto con la piel. La EPA (Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos) ha determinado que probablemente es carcinogénica en seres humanos.

Amoníaco: es un gas incoloro con un olor característico. Expertos de la Organización Mundial de la Salud han venido denunciando desde 1994 que el amoníaco actúa en el tabaco aumentando los niveles de nicotina libre. Cuando la nicotina está en forma libre se absorbe mejor en el organismo.
No. Se trata de cambiar un mal hábito por uno bueno. El uso de la nicotina acelera el ritmo del metabolismo basal que quema las calorías extras. El ejercicio aeróbico quema estas calorías (grasas), no sólo durante el ejercicio en sí, sino hasta varias horas después, debido a un ritmo aumentado del metabolismo basal. Por lo tanto, podemos afirmar que el ejercicio aeróbico compensará el regreso a lo normal del ritmo de su metabolismo basal. El ejercicio evitará que usted almacene grasas y es un gran equilibrador.
El cigarrillo jamás debe verse como una "ayuda" porque solamente es un veneno que agregamos a nuestro organismo. En cambio, una alimentación sana, beber abundante agua y realizar ejercicio físico reducen el estrés y liberan energía extra, pues contribuyen a que nuestro organismo se libere de tensiones.
Es cierto que la nicotina es un fuerte estimulador, pero sin ninguna duda es un estimulador traicionero. Será un excelente negocio para su salud que cambie la nicotina y demás venenos presentes en el cigarrillo por un programa equilibrado de ejercicios que le dará un sentido de dominio propio, confianza en sí mismo y equilibrio emocional. Esto se debe en parte, a que el ejercicio estabiliza el azúcar en la sangre. Al combinar esto con una dieta apropiada, se pueden lograr avances notables en poco tiempo.
La nicotina estrecha los vasos sanguíneos y también aumenta el flujo de adrenalina, la cual acelera artificialmente el ritmo cardíaco. Esto es lo que le da al fumador esa sensación de "empuje" al fumar por las mañanas. Sin embargo, al mismo tiempo, el monóxido de carbono presente en el humo del tabaco disminuye la capacidad de los glóbulos rojos de llevar oxígeno y la nicotina reduce la función transportadora de oxígeno del sistema circulatorio. Todo este mecanismo hace que decrezcan el vigor y la resistencia. Entonces, reemplace esos cigarrillos de la mañana por un desayuno completo y nutritivo, y organice su tiempo como para poder realizar un poco de ejercicio físico antes de comenzar sus actividades habituales; ese tiempo de ejercicio contribuirá a mejorar su ritmo cardíaco y dilatar los vasos sanguíneos que podrán distribuir la sangre en forma más rápida y completa.
Corazón: el fumar está firmemente establecido como una causa importante de las enfermedades coronarias. La nicotina estrecha las arterias. El uso del tabaco acelera la formación de placas ateroescleróticas y la probabilidad de un ataque al corazón.

Cerebro: el tabaquismo es una causa de enfermedad de las arterias periféricas y del tan temido derrame cerebral. Aumenta el riesgo de hipertensión y de Accidente Cerebrovasculares.

Sistema circulatorio: definitivamente, fumar contribuye a la estrechez de las arterias y a la presión alta.

Pulmones: el tabaquismo es la causa primaria del cáncer de pulmón y de las enfermedades obstructivas crónicas de los pulmones (EPOC). Solamente 15 "pitadas" a un cigarrillo en 5 minutos causan una disminución promedio del 31% en la potencia conductora de las vías respiratorias.

Sistema inmunológico: tanto el tabaco como el alcohol reducen e inhiben el sistema inmunológico, que es la principal herramienta que tenemos para luchar contra cualquier enfermedad (incluyendo el cáncer). Reducir nuestra inmunidad es siempre muy riesgoso, no importa si somos jóvenes o mayores.
Fumar, en realidad, acelera el proceso de envejecimiento, arrugando la piel, poniendo amarillos los dientes y los dedos, ennegreciendo los pulmones, disminuyendo la circulación de la sangre a las extremidades y deteriorando los huesos.

"Fumar es sinónimo de envejecimiento y muerte precoz"
Usted no debe suponer que las marcas de cigarrillos con descripciones tales como “Ligth”, “Medium”, “Suave” u otras con bajo contenido de alquitrán son menos dañinas o lo ayudarán a dejar de fumar. De hecho, la Organización Mundial de la Salud informa que cambiar a cigarrillos con menores contenidos de alquitrán no ofrece beneficios significativos para la salud.

Las cifras de alquitrán y nicotina no indican necesariamente la cantidad de alquitrán y nicotina que usted realmente inhala. Depende de cómo usted fuma.
Las mujeres fumadoras, al igual que los hombres, presentan un riesgo mayor de enfermedad cardíaca y pulmonar, pero las fumadoras también presentan riesgos especiales sobre sus ciclos menstruales y reproducción, ellas experimentan un mayor riesgo de infertilidad.

Fumar durante el embarazo aumenta el riesgo de ruptura de membranas, desprendimiento de placenta, placenta previa y parto prematuro. Los niños de las mujeres que fumaron durante su embarazo tienen, en promedio, menor peso y tienden a ser más pequeños que los de aquéllas que no fuman. Las mujeres fumadoras tienden a amamantar menos a sus hijos que las no fumadoras.
  • En primer lugar, consulte a su médico.
  • Es recomendable cambiar sus hábitos de vida.
  • Haga caminatas aeróbicas cortas durante el día. Le ayudarán a aliviar el deseo "urgente" de encender un cigarrillo, a quemar calorías y también le brindarán un "saludable cansancio" que luego favorecerá el descanso nocturno.
  • Disminuya el consumo de alimentos demasiado azucarados, ya que producen mayor ansiedad.
  • Organice sus comidas, distribuyéndolas equilibradamente durante todo el día y bebiendo abundante agua.
  • Evite los estímulos químicos y los tranquilizantes.
Si usted está decidido a dejar de fumar, existen medicamentos con y sin nicotina que pueden ayudarlo. Los primeros están disponibles en numerosas formas, entre las que se incluyen chicles, spray nasal, pastillas, parches e inhaladores. Las diferentes formas difieren en la medida en que ofrecen una respuesta a la necesidad de fumar. Ninguno de ellos aporta tan alta concentración arterial de nicotina como la que se obtiene al fumar y la dosis general de nicotina que proporcionan es normalmente un tercio de la de los cigarrillos. Esto, junto con la ausencia de alquitrán tóxico y de otros componentes, hace que estos medicamentos sean más seguros.

Los medicamentos sin nicotina son más modernos y tienen compuestos químicos que engañan al cerebro haciéndole creer que sigue fumando. Cualquiera de ellos debe estar prescripto por su médico y su uso debe ser estrictamente controlado.
  • Fumar es adictivo y peligroso.
  • Causa muchas enfermedades graves, incluso mortales, tales como: cáncer de pulmón, enfermedades del corazón y enfisema.
  • Nunca debe fumar si está embarazada. El hacerlo puede perjudicar al bebé y provoca, entre otras cosas, bajo peso del recién nacido.
  • El humo del tabaco en el ambiente causa o aumenta el riesgo de enfermedades en los no fumadores.
  • No fume cerca de niños ya que ellos son particularmente sensibles al humo del tabaco en el ambiente.
  • Dejar de fumar reduce significativamente el riesgo de enfermarse.
  • No debe suponer que los cigarrillos con bajo contenido de alquitrán son menos nocivos o mejores para usted.
  • No existe un cigarrillo seguro. Si usted está preocupado por los efectos del tabaquismo sobre la salud, debe dejar de fumar.
  • El humo de los cigarrillos contiene miles de sustancias químicas. Muchas de ellas son cancerígenas o tóxicas. Cuando usted fuma, las está inhalando.
Los cigarrillos contienen otros ingredientes además del tabaco. Ellos son utilizados como saborizantes o como elementos auxiliares en el proceso de elaboración (por ejemplo, para mantener la humedad del tabaco).